El pasado 10 de Junio de 2016 tuvo lugar en la
Universidad de Jaén un acto académico titulado La educación en el corazón del
cambio, organizado por la Sección Sindical de la Universidad de Jaén, con la
intervención de Ángel Gabilondo (Ex ministro de Educación), Santiago Redondo
(Sindicato de Universidad de la FeSP-UGT) y Alfonso Cruz (Vicerrector de
Profesorado y Ordenación Académica de la Universidad de Jaén). En el marco de
dicho acto académico, desde el Sindicato de Universidad de FeSP-UGT se
efectuaron las siguientes reflexiones y propuestas para la mejora de las
universidades españolas (a cuya formulación habían contribuido compañeros de
diversas secciones sindicales):
1. Sobre el
personal y los estudiantes de las universidades se razonaron las siguientes
propuestas principales:
-La necesidad de que cada universidad defina con
inmediatez su Relación de Puestos de Trabajo (RPT), de modo análogo al resto de
organismos y administraciones públicas. La inexistencia de RPT en las
universidades facilita la arbitrariedad en la dotación y asignación de plazas,
y a menudo tiene como resultado una general devaluación de los puestos de
trabajo y de los salarios (transformándose plazas permanentes en temporales, y
puestos de trabajo con dedicación completa en plazas con dedicación parcial,
etc.).
-La prioridad de compensar la precedente política
de recortes del personal de las universidades con una urgente política de
dotación de plazas, tanto de profesorado como de personal de administración y
servicios. A estos efectos, UGT defiende una política contractual mixta, que
incluya tanto plazas funcionariales como laborales, en consonancia con los
diversos puestos de trabajo que deben cubrirse y con los perfiles y
acreditaciones del personal de las universidades. Y rechaza cualquier intento
de exclusividad por parte de las administraciones públicas en uno u otro
sentido.
-Para el caso del PAS, urge la regulación formal de
su carrera profesional, que prevea la posibilidad de evolucionar desde el
estatus laboral al funcionarial, el reconocimiento de situaciones mixtas (por
ejemplo, PAS con actividad docente o investigadora), y también, a efectos de
enriquecimiento e internacionalización de las universidades españolas, la
movilidad del PAS entre centros españoles y extranjeros.
-En relación con el PDI, es urgente también el
establecimiento de un Estatuto del PDI, que normalice los sistemas de acceso y
carrera profesional, tanto vertical (entre cuerpos o categorías distintas) como
horizontal (dentro un mismo cuerpo o grupo laboral). Dicho Estatuto del PDI es
imprescindible para dotar de contenido real a la promoción interna prevista en
la ley, y para favorecer la motivación y mejora constante del profesorado;
evitando a la vez la frecuente frustración y arbitrariedad que actualmente
impera en esta materia (PDI acreditado por la ANECA u otras agencias
autonómicas que no tiene la oportunidad de su promoción profesional, asignación
discrecional por los rectorados de las pocas plazas de promoción que se
producen, etc.). UGT también defiende la conveniencia de establecer una carrera
académica diversificada, en función de las diversas necesidades y funciones de
las universidades y de los intereses y perfiles múltiples del profesorado. Para
UGT el profesorado debe realizar tareas docentes, investigadoras (I+D+i) y de
relación con el entorno, pero creemos que no todo el PDI tiene porqué realizar
exactamente las mismas actividades, sino que éstas se deberían definir con
distintas intensidades y perfiles académicos,
a saber: un perfil principalmente
docente, un perfil principalmente
investigador, y un perfil mixto docente-investigador. Los distintos perfiles deberían ser
compatibles y complementarios, y en ningún caso suponer una discriminación de
las diversas carreras profesionales del PDI.
-Por último, en relación con los estudiantes,
nuestro sindicato reivindica la necesidad de que las universidades públicas
garanticen una absoluta igualdad de oportunidades, que en ningún caso
discrimine a los alumnos por razones económicas y sociales. Para ello UGT
reclama la gratuidad de las matrículas universitarias, y que se compensen las eventuales
desigualdades mediante un número suficiente de becas, becas-salario, etc.
2. Sobre la
dinámica y el funcionamiento cotidiano de las universidades se destacaron
los tres aspectos fundamentales siguientes:
-Hubo amplia unanimidad acerca de que uno de los
problemas más graves que aquejan a la universidad española, que debería
acometerse decididamente, es su desbocada e injustificable burocracia. El
personal de las universidades, tanto el PDI como el PAS, ve sobrecargada su
actividad laboral cotidiana con un sinfín de exigencias burocráticas de dudosa
utilidad y eficacia, a menudo duplicadas y contradictorias, procedentes de los
diversos organismos implicados en la gestión universitaria: el nivel estatal,
el de las Comunidades Autónomas y el de las propias universidades. Muchas de
estas burocracias se orientan en mayor medida a las necesidades y la propia
justificación ontológica de los organismos que las promueven que no a la mejora
del funcionamiento académico en sí, en términos de verdaderamente favorecer la
enseñanza universitaria, la investigación y la transferencia del conocimiento.
-UGT exige una pronta regulación y regularización
de las mesas sectoriales de universidades (estatales, autonómicas y de cada
universidad concreta),. La gestión de las universidades españolas no puede
hacerse de espaldas a la participación experta y representativa de sus más de
cien mil profesores y cincuenta mil trabajadores de administración y servicios.
-Reclamamos de las fuerzas políticas y del futuro
gobierno de España un urgente pacto o estrategia española de universidades, que
evite las constantes y transitorias ocurrencias, establezca un mapa definido de
titulaciones, dé estabilidad suficiente a planes de estudios de grado, máster,
doctorado, etc.; y que asimismo mejore la coordinación entre todos los
organismos implicados en la dirección y gestión de las universidades (Estado,
CCAA, y universidades).
3. Sobre la
función, o el para qué, de las universidades, se reflexionó sobre un gran
tema de fondo: el relativo a las enormes contradicciones existentes actualmente
entre las múltiples funciones de conocimiento, culturales y sociales que cumple
y debe seguir cumpliendo la universidad y, sin embargo, los sesgos puramente
economicistas y cientificistas actualmente vigentes en la universidad.
A este respecto, se constató cómo las universidades,
desde su tradición medieval más antigua hasta su desarrollo moderno, han ido
incorporando, como sectores académicos, muy diversos ámbitos del saber, la
cultura y la ciencia: filosofía, derecho, lenguas, historia, biología,
farmacia, ciencias de la salud, psicología, educación, sociología, ingenierías,
economía, arquitectura, artes, etc. Pese a esta complejidad y diversidad, el
gran desarrollo que en la modernidad han tenido las ciencias experimentales y
las tecnologías vinculadas a ellas ha producido un fuerte impacto en los
discursos y formas del saber en su conjunto y, lógicamente, del funcionamiento
de las universidades: por ejemplo, en la idea I+D, o que toda ciencia debe
comportar aplicaciones; en una visión de la universidad como agente eminentemente
económico, en estrecha vinculación con la empresa (que financiaría grandes
proyectos tecnológicos, etc.); en una valoración y filtrado de casi todo
conocimiento, y de casi todos los investigadores y pensadores, desde la óptica
de su rentabilidad económica (el mejor investigador y los mejores equipos de
investigación han venido a ser en muchos casos los que más financiación
ingresan a su universidad…); y uno de sus derivados actuales más notorios en la
universidad: el gran montaje y negocio de las valoraciones de calidad, índices
de impacto…, regentados por multinacionales, revistas de pago, etc.
Frente a lo anterior, que es muy relevante y que en
absoluto aquí se niega, una parte sustancial del saber y la cultura que
gestionan y proyectan las universidades a sus estudiantes y a la sociedad en su
conjunto (amplias parcelas de las humanidades, la educación, las lenguas, las
ciencias sociales y jurídicas, las artes, etc.) no encajan directamente en las
precedentes ópticas más economicistas y reduccionistas (“No es posible hacer
entrar todos los pies en el mismo zapato”, Erasmo de Rotterdam, Adagios). Es
decir, diversas áreas del saber y el conocimiento no tienen aplicaciones
tecnológicas y empresariales directas, no producen ni permiten ganar dinero, no
requieren grandes proyectos de investigación (a menudo son el resultado del
trabajo de un solo investigador, literato, artista… o de un pequeño equipo de
investigadores), no cuentan con muchas revistas de impacto formal en términos
de índices internacionales, etc.
Todo lo anterior comporta una importante
marginación e infravaloración de muchos ámbitos de conocimiento, y una gran
contradicción y tensión en la universidad actual, que desde la perspectiva del
Sindicato de Universidad de FeSP-UGT podría formularse de la siguiente manera:
¿A qué universidad aspiramos: a una universidad esencialmente al servicio del
comercio y el dinero o a una universidad amplia y diversa al servicio de una
sociedad culturalmente rica y de intereses múltiples? Creemos que este gran problema
de fondo requeriría una reflexión profunda y participativa acerca de las
vigentes contradicciones y dilemas, y una resolución equilibrada de los mismos.